lunes, 29 de marzo de 2010

ADIÓS MARZO

Con la luz crecida en este domingo de estrenos y de Ramos y el cielo vestido también de azul casi turquesa, interrumpido tal vez por alguna de gris que desde el atlántico se atreve a cruzar el celeste y recordarnos lo duro del invierno; así, estrenando cielo, va diciendo adiós este marzo que al despedirse ha querido regalarnos ya no sólo el azahar que brota en forma de botones blancos de unas verdes ramas de los naranjos sino que, además, lo hace vistiendo de aroma de incienso los días previos a su despedida.
Y con una primavera recién nacida, brindándonos colores y aromas, despertando en nuestra memoria todo cuanto el invierno había dormido y aletargado, despierta también en nosotros, como esta luz nueva que se nos presenta, la alegría y vitalidad que viene para quedarse, instalándose de nuevo en nuestro disco duro y que será compañera nuestra hasta que el verde de ahora de las hojas de los árboles se convierta en amarillentas y acartonadas hojas que arrastradas por los vientos del otoño, vengan de nuevo a parar a nuestra puertas.
Se va marzo diciéndonos adiós con la mano, esa mano que aún despidiéndose, no lo hace ni con rencor ni melancolía porque es el quién nos ha traído en su último tramo esta luz y esta alegría que hoy disfrutamos. Y se va con el deber cumplido, como siempre, como cada vez que llega y ahora se marcha, dejándonos engalanada la primavera para que la disfrutemos y aprovechemos lo máximo posible en estos casi tres meses de luz que nos deja por herencia para que, así, hasta el año próximo, le volvamos a dar la bienvenida.

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