Bueno, pues como ya muchos sabéis, este año he tenido la suerte de ser el elegido para pregonar la Cabalgata de Reyes Magos 2016 en nuestro pueblo, Villamanrique.
Y como son muchos los que me habéis pedido que le gustaría leer el texto del cuento pregón al que titulé LA LIGA DE LOS ABUELOS MARAVILLOSOS, pues que mejor que aquí en este mi blog para ponerlo y que los que queráis lo leáis con toda la atención y el cariño que yo le puse al escribirlo.
Espero os guste y lo dicho: ¡¡YO TAMBIÉN QUIERO QUE LOS REYES PASEN POR VILLAMANRQUE!!
La noticia corrió como la pólvora por
todas y cada una de las calles del pueblo.
Corrió la voz a la velocidad del viento y
pronto, demasiado pronto, aquello que iba a pasar estaba ya en boca de todos
sus habitantes:
De Barriada de Mures a Juan XXIII,
De allí, a la calle Santiago, a Manuela Macías,
también llegó a Calle Pascual Márquez, a
Goro Medina,
Espinaderas, a la Barriada El Olivo…
Y así, sin detenerse, en todas y cada una
de las calles y casas
la notica llegó a sentirse como si hubiese
sido una bomba……..
¡¡QUE NO VIENEN LOS REYES MAGOS!!
El día había amanecido como de costumbre,
sin grandes novedades.
Debía de ser últimos de septiembre, tal
vez principios de octubre, no lo recuerdo, pero sí recuerdo que el día, que
había despertado radiante y aún con el verano sin querer irse, de buenas a
primeras y tras las noticias que el viento traía, perdió de pronto su alegría
para convertirse en un día gris y plomizo y uno más para el olvido.
No se hablaba ya de otra cosa: en la
carnicería de Pedro Urbina, en la panadería de Antoñita, en la cola de la caja
de ahorros; mientras esperaban a ser atendidas dos o tres mujeres en la
ferretería de Bermejo, en el barullo que se forma en las conversaciones de
quienes, a esa hora, estaban desayunando en el pub del Gallego, en quienes
estaban esperando a que les tocara su turno en el consultorio médico.
Mientras, ajenos a todo lo que pasaba, los
niños en el colegio, en la guardería, en el instituto los más grandecitos… sin
saber y sin poder imaginarse lo que ya estaba en boca de sus mayores.
En el recreo, ya un pequeño grupo de niños
de cuarto de primaria del San Pedro de Zuñiga, mientras hacían el reparto de
quién estaba en un equipo u en otro para jugar al fútbol, dejaron de lado el
balón y, con la cara casi descompuesta, cuchicheaban entre sí porque, sin saber
muy bien cómo, la noticia también había llegado hasta ellos:
-
¡¡que
sí, que me lo ha dicho la maestra de sociales!!
-
¡¡siiiii
hombreeee, tú estás loco!!! , ¡¡eso no se lo cree nadie!!
-
¡¡pregúntale,
pregúntale, verás como sí!!
Allí que dejaron el balón y fueron a
preguntarle a la señorita que, mientras vigilaba, hablaba con otros compañeros
mientras disfrutaban de la sombra que aún apetecía.
-¡¡Señorita, señorita, mira lo que me ha
dicho este; que dice que este año por Villamanrique no van a pasar los Reyes
Magos!!
¡¡Eso como va a ser!!
- De eso
me he enterado yo Roque – que así se llamaba el niño que muy contrariado
se había dirigido a la profesora – pero no me creas porque yo no soy de aquí y
puede que me haya enterado mal de la noticia.
-
¡¡Tan malos hemos sido los niños del pueblo como para que Los Reyes no quieran
pasar este año por el pueblo!!
Las dos horas después del recreo se
hicieron interminables para los chiquillos del colegio porque ya no se hablaba
de otra cosa entre ellos, y entre materia y materia que los profesores trataban
de explicar casi sin éxito,
ellos, con cara de triste y enfadada, no
podían de dejar de darle vueltas a lo que hacía unas horas se habían enterado.
Nada más salir por la cancela, con las
madres y padres que esperaban para recoger a los más pequeños;
Mientras los abuelos trataban de localizar
a los suyos en aquel barullo de carpetas colgadas a la espalda, de carreras, de
gritos, de todo…,
Nada más acercarse los niños a quienes les
esperaban, la pregunta, como no podía ser otra, era siempre la misma.
Por supuesto, la contestación solía ser la
misma:
-
de eso me he enterado yo hace también un rato y como tú me he quedado, que no
salgo de mi asombro.
En el almuerzo, en todas las casas, la
misma conversación; incluso hubo padres que tuvieron que secar alguna que otra
lágrima y tratar de quitar importancia a lo que a los niños les preocupaba.
Ya por la tarde, cuando los deberes y las
más pesadas tareas extraescolares dieron un respiro,
y
mientras trataban de jugar en una
placita al balón, Roque, nuestro protagonista, con un grupo de amigos de su
misma edad y que también andaban dándole vueltas a la noticia del día tuvo una
idea:
- ¡¡Vamos a hablar con mi abuelo, que él
tiene ideas y soluciones para todo!!
- ¿tu abuelo va a solucionar el que los
Reyes pasen por Villamanrique?
- mi abuelo lo arregla todo y sabe un
montón – dijo Roque a su amigo- Además, tiene un solar con un cuartillo en el
corral de su casa donde pasa las horas escuchando la radio y se entretiene
haciendo castillos y belenes que luego regala entre la familia o entre sus
amistades porque La Navidad le encanta.
Allí que fue toda la patulea en busca del
abuelo de Roque, con la esperanza y la ilusión de encontrar a alguien que
tratase de solucionar aquél entuerto con el que se habían tenido que topar
horas antes sin comerlo y sin beberlo.
La abuela no estaba, pero en el corral, en
el cuartillo del fondo, se podía escuchar la radio puesta cantando por Antonio
Molina, mientras que el abuelo repasaba con una lija un trozo de lo que luego
sería las paredes de un gran castillo de un belén en una montaña imaginaria.
Los cinco niños, más no eran, entraron
como a borbotones a donde el abuelo sin que a este le diera tiempo tan siquiera
de quitarse las gafas del cerca llenas de serrín y de virutas de madera que
siempre llevaba mientras hacía aquellos menesteres.
- ¡¡Abuelo, abuelo, venimos a hablar
contigo urgentemente!! – dijo Roque bastante serio y preocupado.
- Uuuuh, mala cuenta esa urgencia que tú
traes. Ya vienes en busca de algo que tus padres no te han dado, ¿eh gachón?
- No abuelo, se trata de algo muy
importante y que nos hemos enterado esta mañana en el colegio. Resulta que
dicen que este año, los Reyes Magos, no van a pasar por Villamanrique.
El abuelo, que algo había oído sobre la
noticia, al ver la cara de preocupación de Roque y sus amigos, al ver el brillo en los ojos de su nieto y ante la
desilusión que todos traían al entrar en el taller, queriendo quitar hierro al
asunto y calmar los ánimos de los chavales, tomó aire, se quitó las gafas del
cerca y, tras respirar hondo, buscó palabras que, por lo menos, tranquilizaran
a quienes la ilusión estaba a punto de perder:
- No preocuparos Roque… Eso también
escuché esta mañana cuando salí a hacerle dos o tres mandaos a la abuela.
Pero, escucha lo que te digo: mientras
haya abuelos en el mundo, mientras los padres de los padres de los niños de
este pueblo y de la mayoría de pueblos del mundo, no bebéis tener temor ninguno
porque no os quedaréis sin tener vuestro día de Reyes.
- ¡¡Ya, pero abuelo, ¿a quién le vamos a
escribir este año la carta?, si dicen que no van a pasar, ¿a quién se la vamos
a dar?!!
- Ellos no necesitan físicamente las cartas,
Roque. Les he suficiente con que cada cosa que se les pida se las pidas con
ilusión y con toda la fuerza que tú corazón sea capaz.
- Abuelo, -dijo Roque algo contrariado- el
año pasado le pedí la pley y aquí no vino nada de eso.
- Ya Roque, pero no olvides que los Reyes
Magos son eso, Magos de la Ilusión y saben bien que hay cosas que no siempre,
aunque los niños las pidan, son
necesarias ni imprescindibles.
- ya abuelo, pero… ¿no dices que hay que
pedirlo con ilusión?; ¡yo lo hice!
- ya, pero Roque que son muchos los niños en el mundo
que, al igual que tú, piden miles de cosas a Sus Majestades, y ellos hacen todo
lo posible por contentar a todos.
Date con un canto en los dientes porque la
mayoría de las cosas que pediste estos años atrás las tuviste, y recuerda que
seguramente, muchos fueron los niños que pidieron con la misma ilusión que tú y
que, por causas del destino, no tuvieron la suerte que tenéis los niños de
ahora.
- entonces abuelo, ¿tú crees que Los Reyes
pasarán por Villamanrique?
- no lo dudes Roque, podéis dormir
tranquilos tú y tus amigos.
Pocas veces que yo recuerde Los Magos de
Oriente han dejado de pasar por el pueblo… y eso que no vayas a pensar que
siempre Los Reyes han venido como los conoces ahora:
contaba mi padre que, antiguamente, venían
Los Reyes en sus camellos, con su corte de pajes a caballo y en sus cerones
llevaban sólo caramelos de mil sabores que los niños se desvivían por coger
cada vez que Melchor, Gaspar y Baltazar, a manos llenas, llenaban de sabor y de
alegría las calles de nuestro pueblo.
También me contaba mi madre, querido
Roque, que en su tiempo, al despertar en la mañana de Reyes del 6 de enero,
eran más que felices al encontrar que Los Reyes Magos le habían dejado un
canastito con caramelos la mañana del día de Reyes.
Esto de las carriolas, de los tronos, que
está muy bien, no lo discuto, no te creas que ha existido siempre… Cuando yo
era chico a caballo recorrían Los Reyes las calles del pueblo.
- ¡¡¿pero van a pasar o no abuelo?!!
- Que te he dicho que sí, no seas pesado.
Que
yo recuerde, sólo una vez estuvieron a punto Los Reyes de no pasar por el
pueblo y un par de meses antes y gracias a unos cuantos vecinos del pueblo que
por las mañanas, antes de salir a trabajar, tomaban café ahí abajo, en el Loro, aquí en el pueblo y, como ahora, ese año no iban a venir Los Reyes,
poniendo todo lo que estuvo en sus manos, consiguieron en un par de meses
organizar una cabalgata como Dios manda, nunca mejor dicho…
¿Quiénes eran Diego que no me acuerdo?,:
Cambriles, Juan Galindo y Paco José Ruiz
fueron ese año los que encarnaron a Los Reyes magos!!
Bueno, irse ya que seguramente vuestros
padres no saben dónde estáis y no vaya ser que por mi culpa os llevéis una
riña.
Dormid tranquilos porque todo tiene
solución y esto quedará como una anécdota más que, el día de mañana podréis
contar a vuestros nietos.
Salieron algo más aliviados de casa del
abuelo pero de la cabeza de Roque no acababa de desaparecer el temor a que Los
Reyes no pasaran por el pueblo, y que
aquello, finalmente, se hiciesen realidad.
Ya en casa terminó de hacer algunos
deberes y después de la ducha correspondiente y poca cena, el sueño ya le
rendía y pronto se fue a la cama que mañana había que madrugar, y luego le
costaba mucho trabajo levantarse cuando su madre los despertaba a sus hermanos
y a él para ir de nuevo al colegio.
Se metió en la cama y casi al instante, no
más de cinco minutos, el sueño vino a abrazarlo de una manera radical y
profunda.
- ¡¡Despierta Roque, despierta, que nos
están esperando!! – sonó una voz que hizo que a regañadientes lograra abrir los
ojos.
- ¿Qué pasa abuelo, qué haces aquí?
- despierta que nos están esperando y no
tenemos tiempo que perder.
-¿quién nos espera abuelo a estas horas?,
¡déjame dormir un rato más!
- hay algo que esta tarde no te he contado
y por eso estoy aquí sin que nadie lo sepa.
Los ojos de sorpresa de Roque se abrieron
entonces así de par en par y pusieron toda la atención en lo que su abuelo
comenzaba a contarle….
- he venido porque esta tarde no te he
contado toda la verdad que ahora sí quiero que sepas.
Nada más salir de casa y viendo la
gravedad de la noticia que me traías, como abuelo tuyo que soy y después de
varias llamadas y de indagaciones, he contactado con La Liga de Los Abuelos
Maravillosos y me han dicho que, urgentemente y a toda velocidad posible
tenemos que acudir a una cita esta misma madrugada con un secretario de Sus
Majestades Los Reyes de Oriente que, casualmente, está alojado en un palacio
muy cerca de aquí en visita privada y nos va a recibir.
- ¿La Liga de Los Abuelos Maravillosos?,
¿qué me estás contando abuelo, de dónde has sacado eso?... si suena a una peli
de superhéroes!!
- es largo de contar Roque y no hay tiempo
que perder, ponte las zapatillas que nos vamos. No hagas ruido no vayas a
despertar a tus padres y a tus hermanos y para qué queremos más. Saldremos por
la ventana. Mi coche nos espera.
Sin pensarlo y casi de un salto, Roque
salió veloz de la cama y, siguiendo a su abuelo, salieron los dos por la
ventana rumbo al coche que en la puerta los esperaba.
- abuelo,¡¡pero si tú ni sabes conducir ni
tienes coche!!, ¿de dónde lo has sacado?
- no hagas más preguntas que todo no se
puede saber de golpe, niño. Tú hazme caso, sígueme y sube al coche.
El abuelo al volante, Roque de copiloto,
en un santiamén se encontraron sobrevolando pinos y encinas.
Campos de olivos y de naranjos, arrozales,
marismas, dunas de arena, la playa y más pinos de nuevo mientras bordeaban la
costa.
Por fin aterrizaron en un Palacio entre
aquella frondosidad de pinos.
Al instante Roque reconoció el lugar: el
palacio de Doñana ya que hacía poco que había estado allí de excursión con el
colegio.
- ¡¡Pero abuelo, explícame qué hacemos
aquí; ¿a quién venimos a ver?!!
- Vuelvo a decirte que es complicado para
que lo entiendas, pero venimos a ver al secretario de los Reyes Magos, el
Cartero Real que, como bien sabes, y como este año los Reyes no van a pasar por
Villamanrique, ha venido a explorar nuevas rutas para que sus majestades tengan
bien claro el camino que deben tomar la noche del 5 de enero.
Debes saber que desde tiempos ancestrales
Como te he dicho, la Liga de los Abuelos
Maravillosos, a la cual hace muchos años que la mayoría de los abuelos del
pueblo y del mundo pertenecemos, ante la posibilidad de que los planes de los
Reyes se hagan realidad, hemos decidido que sería conveniente que un niño venga
aquí a hablar en persona con el Cartero y hacer todo lo posible para
convencerlo de que, pasar por el pueblo, por Villamanrique, es la mejor opción
que los Reyes pueden tener en una noche tan mágica.
¿Te sientes preparado?, es una gran responsabilidad
y debes saber que hablarás en nombre de todos los niños del pueblo.
Roque sintió un gran temblor por las
piernas y por primera vez en toda la noche sintió un poco de miedo ante tanta
responsabilidad.
Pero, a pesar de los nervios, de aquella extraña
sensación, hizo suya aquella misión y
entró en el salón de la mano de su abuelo y donde el Cartero Real se hallaba.
- Aquí le traigo, Señor Cartero a Roque,
mi nieto, que como usted ya sabe está bastante contrariado con la noticia de
que sus Majestades no pasarán este año por nuestro pueblo Villamanrique.
Dice, y creo que en eso tiene razón, que
si tan malos han sido este año los niños de Villamanrique para que no pasen los
Reyes por el pueblo.
Y que si no hay Reyes tampoco tiene
sentido La Navidad en sí, puesto que estos vienen donde el Niño Dios ha nacido
y aquí en Villamanrique, créame lo que le digo, también nacerá el próximo 25 de
diciembre.
Roque se soltó de la mano del abuelo, dio
un par de pasos frente al Cartero Real que en su sillón escuchaba las
alegaciones del abuelo y, al principio con voz temblorosa pero luego con voz
más segura, se dirigió al secretario:
- Mire Usted Señor Cartero… yo creo
sinceramente que Sus Majestades están equivocados.
No
puede ser que dejen de pasar por Villamanrique siendo esta la tierra de María
por excelencia, un pueblo que tiene a la Virgen siempre en un altar y María
será la madre del Niño que en Nochebuena nacerá.
¿Cómo va a ser que tal error sea posible
sin que nadie caiga en la cuenta y lo remedie?
Además, creo hablar por la mayoría de los
niños del pueblo, que por nada del mundo merecen pasar por la situación de no
poder disfrutar de su noche de Reyes el próximo cinco de enero.
No es justo señor cartero y Los Reyes
deben saberlo.
Que sí, que puede que alguno que otro
hayamos sido un poco más travieso de lo normal, no lo discuto, pero de eso a
tomarse tan a pecho sus Majestades las cosas como para no querer pasar por
nuestro pueblo, creo que ni es justo ni los niños de Villamanrique se lo merecen.
Porque los niños somos niños siempre señor
Cartero, y en mi opinión pienso que todos tenemos derecho a que nuestra ilusión
y nuestra inocencia no se vea salpicada por sabrá Dios que cosas.
¿No cree usted señor cartero, al igual que
deben creerlo Los Reyes Magos, de que, acaso los niños de Alepo, de Siria, de
cualquier país del mundo
envueltos en guerras, hambres y necesidades,
no
merecen que su infancia se vea respetada y tenida en cuenta a la hora de que
los mayores se embauquen en batallas innecesarias,
en
guerras sin lógica y sin pies ni cabeza, y que seamos los más inocentes los que
suframos los estragos de la avaricia y codicia de los adultos?
¿A caso no creen sus majestades que, al
igual que mi abuelo que aquí me acompaña y comparte mis preocupaciones, no hay
abuelos en esos países donde la miseria y la guerra les obliga a abandonar sus
casas, sus pueblos, sus ciudades, y que esos abuelos no sufren ante el futuro
incierto y desesperanzador que a sus nietos les acosa y les atormenta?
Soy un niño,
y aquí reivindico el derecho a la ilusión
de todos los niños del mundo,
sea
cual sea su país de origen, raza, religión.
Y tenemos derecho a que se nos respete
como niños y a que nuestros sueños, ilusiones y esperanza no se vea amenazada
ante la irracionalidad de los mayores…
Por eso, Señor Cartero, en representación
de ellos y en nombre de los niños de Villamanrique en particular, quisiera que sus majestades reconsideraran la
situación y pasaran, ya no sólo por mi pueblo, sino por todos y cada uno de los
pueblos del mundo en esa noche mágica y de ilusión como es la noche y el día de
Reyes.
Atento a las palabras de Roque, con una
mano en la barbilla, la cara seria y compungida, fue entonces cuando en aquella
gran estancia resonó aún más seria todavía la voz del Cartero Real:
- Estoy de acuerdo con todo lo que me
dices Roque.
Para ser un niño, creo que tus palabras
son más sabias que muchas de las de que he podido escuchar en todos los lugares
del mundo por los que cada año recorro.
Pero, ¿por qué tanto empeño en que Sus
Majestades pasen este año por tu pueblo, por Villamanrique?
¿Alguna razón en especial?...;
me parece sorprendente que, diciendo como
dices que todos los niños del pueblo quieren que sus Majestades Los Reyes
Melchor, Gaspar y Baltazar sean benevolentes con los niños manriqueños, seas tú
sólo quien se preocupe por que estos pasen por Villamanrique.
¿A caso no será cosa tuya y seas tú sólo
quien quiera que Los Reyes vengan?
¿Por qué tú sólo y no más niños han tenido
la osadía de venir aquí a hablar conmigo?
Roque no encontraba palabras para rebatir
lo que el Cartero Real le estaba rebatiendo….
-
Habla niño, ¿no es solo cosa tuya el empeño de que Villamanrique cuente este
año con la presencia de sus majestades?
Con la cara casi pálida, Roque buscó la
mirada del abuelo que, pasos atrás y con
atención, esperaba la respuesta que el niño daría al emisario de Los Reyes
Magos.
-
¡¡No estoy solo señor Emisario… no estoy solo!!
Soy la voz de cientos de niños de
Villamanrique que piensan como yo, que no hemos sido tan malos como para no
poder disfrutar de la visita de Los Reyes!!!
¡¡YO
TAMBIÉN QUIERO QUE VENGAN LOS REYES MAGOS
A VILLAMANRIQUE!!
¡¡YO
TAMBIÉN QUIERO QUE VENGAN LOS REYES MAGOS A VILLAMANRIQUE!!
De la nada, fueron apareciendo niños y
niñas del pueblo, de todas las edades, que se plantaron ante el señor Cartero
Real en ayuda de Roque pidiendo ellos también que Los Reyes Magos pasaran por
Villamanrique.
Fueron tantas las voces de los niños allí
presentes y tal la sorpresa del emisario real que no tuvo más remedio que, tras
recapacitar la decisión que parecía ya tomada, anunciar, una vez que los gritos
de los niños cesaron:
- En
vista de lo visto y ante el empeño que veo habéis puesto tanto niños y por el
poder que me otorgan sus majestades de decir aquí y ahora:
¡¡VILLAMANRIQUE, UN AÑO MÁS, TENDRÁ UNA
NOCHE MÁGICA E IRREPETIBLE DE ILUSIÓN LA NOCHE DE REYES MAGOS!!!
Los niños no podían reprimir la alegría y
celebraron allí mismo la gran noticia que el Cartero Real les acababa de
comunicar.
Roque, más contento que unas Pascuas,
nunca mejor dicho, no paraba de gritar:
- ¡¡BIEEEEN BIEEEN, LO CONSEGUIMOOOS, LOS
NIÑOS DE VILLAMANRIQUE TENDREMOS UN AÑO MÁS LA VISITA DE LOS REYES MAGOS!! –
mientras daba saltos y saltos de alegría…
- ¡¡Roque, despierta que estás dando botes
en la cama. Estás soñando!! – dijo una voz que había acudido al cuarto alertada
por los gritos que el niño estaba dando.
Abrió los ojos y, medio aturdido por el
sueño que acaba de tener, reconoció en seguida el rostro de su madre:
- ¡¡Mamá, mamá, que vienen, que vienen,
que Los Reyes pasan seguro este año por Villamanrique!!!
Muchas gracias, y colorín colorado, este
cuento ahora sí que ya ha empezado.
No vemos en por las calles de
Villamanrique repartiendo ilusión y alegría a los niños del pueblo y del mundo.
¡¡Y no olviden que los niños de hoy serán
los hombres del mañana, así que sueñen, mantengan viva la ilusión y nunca dejen
de ser niños!!!