lunes, 19 de diciembre de 2016

PREGÓN REYES MAGOS 2016 VILLAMANRIQUE DE LA CONDESA



Bueno, pues como ya muchos sabéis, este año he tenido la suerte de ser el elegido para pregonar la Cabalgata de Reyes Magos 2016 en nuestro pueblo, Villamanrique.
Y como son muchos los que me habéis pedido que le gustaría leer el texto del cuento pregón al que titulé LA LIGA DE LOS ABUELOS MARAVILLOSOS, pues que mejor que aquí en este mi blog para ponerlo y que los que queráis lo leáis con toda la atención y el cariño que yo le puse al escribirlo.
Espero os guste y lo dicho: ¡¡YO TAMBIÉN QUIERO QUE LOS REYES PASEN POR VILLAMANRQUE!!






La noticia corrió como la pólvora por todas y cada una de las calles del pueblo.

Corrió la voz a la velocidad del viento y pronto, demasiado pronto, aquello que iba a pasar estaba ya en boca de todos sus habitantes:

De Barriada de Mures a Juan XXIII,
De allí, a la  calle Santiago, a Manuela Macías,
también llegó a Calle Pascual Márquez, a Goro Medina,
Espinaderas, a la Barriada El Olivo…

Y así, sin detenerse, en todas y cada una de las calles y casas
la notica llegó a sentirse como si hubiese sido una bomba……..

¡¡QUE NO VIENEN LOS REYES MAGOS!!

El día había amanecido como de costumbre, sin grandes novedades.

Debía de ser últimos de septiembre, tal vez principios de octubre, no lo recuerdo, pero sí recuerdo que el día, que había despertado radiante y aún con el verano sin querer irse, de buenas a primeras y tras las noticias que el viento traía, perdió de pronto su alegría para convertirse en un día gris y plomizo y uno más para el olvido.

No se hablaba ya de otra cosa: en la carnicería de Pedro Urbina, en la panadería de Antoñita, en la cola de la caja de ahorros; mientras esperaban a ser atendidas dos o tres mujeres en la ferretería de Bermejo, en el barullo que se forma en las conversaciones de quienes, a esa hora, estaban desayunando en el pub del Gallego, en quienes estaban esperando a que les tocara su turno en el consultorio médico.


Mientras, ajenos a todo lo que pasaba, los niños en el colegio, en la guardería, en el instituto los más grandecitos… sin saber y sin poder imaginarse lo que ya estaba en boca de sus mayores.

En el recreo, ya un pequeño grupo de niños de cuarto de primaria del San Pedro de Zuñiga, mientras hacían el reparto de quién estaba en un equipo u en otro para jugar al fútbol, dejaron de lado el balón y, con la cara casi descompuesta, cuchicheaban entre sí porque, sin saber muy bien cómo, la noticia también había llegado hasta ellos:

-        ¡¡que sí, que me lo ha dicho la maestra de sociales!!
-        ¡¡siiiii hombreeee, tú estás loco!!! , ¡¡eso no se lo cree nadie!!
-        ¡¡pregúntale, pregúntale, verás como sí!!

Allí que dejaron el balón y fueron a preguntarle a la señorita que, mientras vigilaba, hablaba con otros compañeros mientras disfrutaban de la sombra que aún apetecía.

-¡¡Señorita, señorita, mira lo que me ha dicho este; que dice que este año por Villamanrique no van a pasar los Reyes Magos!!
¡¡Eso como va a ser!!

- De eso  me he enterado yo Roque – que así se llamaba el niño que muy contrariado se había dirigido a la profesora – pero no me creas porque yo no soy de aquí y puede que me haya enterado mal de la noticia.

- ¡¡Tan malos hemos sido los niños del pueblo como para que Los Reyes no quieran pasar este año por el pueblo!!

Las dos horas después del recreo se hicieron interminables para los chiquillos del colegio porque ya no se hablaba de otra cosa entre ellos, y entre materia y materia que los profesores trataban de explicar casi sin éxito,
 ellos, con cara de triste y enfadada, no podían de dejar de darle vueltas a lo que hacía unas horas se habían enterado.

Nada más salir por la cancela, con las madres y padres que esperaban para recoger a los más pequeños;

Mientras los abuelos trataban de localizar a los suyos en aquel barullo de carpetas colgadas a la espalda, de carreras, de gritos, de todo…,

Nada más acercarse los niños a quienes les esperaban, la pregunta, como no podía ser otra, era siempre la misma.

Por supuesto, la contestación solía ser la misma:

 - de eso me he enterado yo hace también un rato y como tú me he quedado, que no salgo de mi asombro.

En el almuerzo, en todas las casas, la misma conversación; incluso hubo padres que tuvieron que secar alguna que otra lágrima y tratar de quitar importancia a lo que a los niños les preocupaba.

Ya por la tarde, cuando los deberes y las más pesadas tareas extraescolares dieron un respiro,
 y mientras trataban de jugar  en una placita al balón, Roque, nuestro protagonista, con un grupo de amigos de su misma edad y que también andaban dándole vueltas a la noticia del día tuvo una idea:

- ¡¡Vamos a hablar con mi abuelo, que él tiene ideas y soluciones para todo!!

- ¿tu abuelo va a solucionar el que los Reyes pasen por Villamanrique?

- mi abuelo lo arregla todo y sabe un montón – dijo Roque a su amigo- Además, tiene un solar con un cuartillo en el corral de su casa donde pasa las horas escuchando la radio y se entretiene haciendo castillos y belenes que luego regala entre la familia o entre sus amistades porque La Navidad le encanta.

Allí que fue toda la patulea en busca del abuelo de Roque, con la esperanza y la ilusión de encontrar a alguien que tratase de solucionar aquél entuerto con el que se habían tenido que topar horas antes sin comerlo y sin beberlo.

La abuela no estaba, pero en el corral, en el cuartillo del fondo, se podía escuchar la radio puesta cantando por Antonio Molina, mientras que el abuelo repasaba con una lija un trozo de lo que luego sería las paredes de un gran castillo de un belén en una montaña imaginaria.

Los cinco niños, más no eran, entraron como a borbotones a donde el abuelo sin que a este le diera tiempo tan siquiera de quitarse las gafas del cerca llenas de serrín y de virutas de madera que siempre llevaba mientras hacía aquellos menesteres.

- ¡¡Abuelo, abuelo, venimos a hablar contigo urgentemente!! – dijo Roque bastante serio y preocupado.

- Uuuuh, mala cuenta esa urgencia que tú traes. Ya vienes en busca de algo que tus padres no te han dado, ¿eh gachón?

- No abuelo, se trata de algo muy importante y que nos hemos enterado esta mañana en el colegio. Resulta que dicen que este año, los Reyes Magos, no van a pasar por Villamanrique.

El abuelo, que algo había oído sobre la noticia, al ver la cara de preocupación de Roque y sus amigos, al ver  el brillo en los ojos de su nieto y ante la desilusión que todos traían al entrar en el taller, queriendo quitar hierro al asunto y calmar los ánimos de los chavales, tomó aire, se quitó las gafas del cerca y, tras respirar hondo, buscó palabras que, por lo menos, tranquilizaran a quienes la ilusión estaba a punto de perder:

- No preocuparos Roque… Eso también escuché esta mañana cuando salí a hacerle dos o tres mandaos a la abuela.
Pero, escucha lo que te digo: mientras haya abuelos en el mundo, mientras los padres de los padres de los niños de este pueblo y de la mayoría de pueblos del mundo, no bebéis tener temor ninguno porque no os quedaréis sin tener vuestro día de Reyes.

- ¡¡Ya, pero abuelo, ¿a quién le vamos a escribir este año la carta?, si dicen que no van a pasar, ¿a quién se la vamos a dar?!!

- Ellos no necesitan físicamente las cartas, Roque. Les he suficiente con que cada cosa que se les pida se las pidas con ilusión y con toda la fuerza que tú corazón sea capaz.

- Abuelo, -dijo Roque algo contrariado- el año pasado le pedí la pley  y aquí no vino nada de eso.

- Ya Roque, pero no olvides que los Reyes Magos son eso, Magos de la Ilusión y saben bien que hay cosas que no siempre, aunque  los niños las pidan, son necesarias ni imprescindibles.

- ya abuelo, pero… ¿no dices que hay que pedirlo con ilusión?; ¡yo lo hice!

- ya, pero  Roque que son muchos los niños en el mundo que, al igual que tú, piden miles de cosas a Sus Majestades, y ellos hacen todo lo posible por contentar a todos.

Date con un canto en los dientes porque la mayoría de las cosas que pediste estos años atrás las tuviste, y recuerda que seguramente, muchos fueron los niños que pidieron con la misma ilusión que tú y que, por causas del destino, no tuvieron la suerte que tenéis los niños de ahora.

- entonces abuelo, ¿tú crees que Los Reyes pasarán por Villamanrique?

- no lo dudes Roque, podéis dormir tranquilos tú y tus amigos.

Pocas veces que yo recuerde Los Magos de Oriente han dejado de pasar por el pueblo… y eso que no vayas a pensar que siempre Los Reyes han venido como los conoces ahora:

contaba mi padre que, antiguamente, venían Los Reyes en sus camellos, con su corte de pajes a caballo y en sus cerones llevaban sólo caramelos de mil sabores que los niños se desvivían por coger cada vez que Melchor, Gaspar y Baltazar, a manos llenas, llenaban de sabor y de alegría las calles de nuestro pueblo.

También me contaba mi madre, querido Roque, que en su tiempo, al despertar en la mañana de Reyes del 6 de enero, eran más que felices al encontrar que Los Reyes Magos le habían dejado un canastito con caramelos la mañana del día de Reyes.

Esto de las carriolas, de los tronos, que está muy bien, no lo discuto, no te creas que ha existido siempre… Cuando yo era chico a caballo recorrían Los Reyes las calles del pueblo.

- ¡¡¿pero van a pasar o no abuelo?!!




- Que te he dicho que sí, no seas pesado.

 Que yo recuerde, sólo una vez estuvieron a punto Los Reyes de no pasar por el pueblo y un par de meses antes y gracias a unos cuantos vecinos del pueblo que por las mañanas, antes de salir a trabajar, tomaban café ahí abajo,  en el Loro, aquí en el pueblo y,  como ahora, ese año no iban a venir Los Reyes, poniendo todo lo que estuvo en sus manos, consiguieron en un par de meses organizar una cabalgata como Dios manda, nunca mejor dicho…

¿Quiénes eran Diego que no me acuerdo?,:
 Cambriles, Juan Galindo y Paco José Ruiz fueron ese año los que encarnaron a Los Reyes magos!!

Bueno, irse ya que seguramente vuestros padres no saben dónde estáis y no vaya ser que por mi culpa os llevéis una riña.
Dormid tranquilos porque todo tiene solución y esto quedará como una anécdota más que, el día de mañana podréis contar a vuestros nietos.

Salieron algo más aliviados de casa del abuelo pero de la cabeza de Roque no acababa de desaparecer el temor a que Los Reyes no pasaran por el pueblo,  y que aquello, finalmente, se hiciesen realidad.

Ya en casa terminó de hacer algunos deberes y después de la ducha correspondiente y poca cena, el sueño ya le rendía y pronto se fue a la cama que mañana había que madrugar, y luego le costaba mucho trabajo levantarse cuando su madre los despertaba a sus hermanos y a él para ir de nuevo al colegio.

Se metió en la cama y casi al instante, no más de cinco minutos, el sueño vino a abrazarlo de una manera radical y profunda.


- ¡¡Despierta Roque, despierta, que nos están esperando!! – sonó una voz que hizo que a regañadientes lograra abrir los ojos.

- ¿Qué pasa abuelo, qué haces aquí?

- despierta que nos están esperando y no tenemos tiempo que perder.

-¿quién nos espera abuelo a estas horas?, ¡déjame dormir un rato más!

- hay algo que esta tarde no te he contado y por eso estoy aquí sin que nadie lo sepa.

Los ojos de sorpresa de Roque se abrieron entonces así de par en par y pusieron toda la atención en lo que su abuelo comenzaba a contarle….

- he venido porque esta tarde no te he contado toda la verdad que ahora sí quiero que sepas.

Nada más salir de casa y viendo la gravedad de la noticia que me traías, como abuelo tuyo que soy y después de varias llamadas y de indagaciones, he contactado con La Liga de Los Abuelos Maravillosos y me han dicho que, urgentemente y a toda velocidad posible tenemos que acudir a una cita esta misma madrugada con un secretario de Sus Majestades Los Reyes de Oriente que, casualmente, está alojado en un palacio muy  cerca de aquí en visita privada  y nos va a recibir.

- ¿La Liga de Los Abuelos Maravillosos?, ¿qué me estás contando abuelo, de dónde has sacado eso?... si suena a una peli de superhéroes!!  

- es largo de contar Roque y no hay tiempo que perder, ponte las zapatillas que nos vamos. No hagas ruido no vayas a despertar a tus padres y a tus hermanos y para qué queremos más. Saldremos por la ventana. Mi coche nos espera.

Sin pensarlo y casi de un salto, Roque salió veloz de la cama y, siguiendo a su abuelo, salieron los dos por la ventana rumbo al coche que en la puerta los esperaba.

- abuelo,¡¡pero si tú ni sabes conducir ni tienes coche!!, ¿de dónde lo has sacado?

- no hagas más preguntas que todo no se puede saber de golpe, niño. Tú hazme caso, sígueme y sube al coche.

El abuelo al volante, Roque de copiloto, en un santiamén se encontraron sobrevolando pinos y encinas.
Campos de olivos y de naranjos, arrozales, marismas, dunas de arena, la playa y más pinos de nuevo mientras bordeaban la costa.

Por fin aterrizaron en un Palacio entre aquella frondosidad de pinos.
Al instante Roque reconoció el lugar: el palacio de Doñana ya que hacía poco que había estado allí de excursión con el colegio.

- ¡¡Pero abuelo, explícame qué hacemos aquí; ¿a quién venimos a ver?!!

- Vuelvo a decirte que es complicado para que lo entiendas, pero venimos a ver al secretario de los Reyes Magos, el Cartero Real que, como bien sabes, y como este año los Reyes no van a pasar por Villamanrique, ha venido a explorar nuevas rutas para que sus majestades tengan bien claro el camino que deben tomar la noche del 5 de enero.
Debes saber que desde tiempos ancestrales
Como te he dicho, la Liga de los Abuelos Maravillosos, a la cual hace muchos años que la mayoría de los abuelos del pueblo y del mundo pertenecemos, ante la posibilidad de que los planes de los Reyes se hagan realidad, hemos decidido que sería conveniente que un niño venga aquí a hablar en persona con el Cartero y hacer todo lo posible para convencerlo de que, pasar por el pueblo, por Villamanrique, es la mejor opción que los Reyes pueden tener en una noche tan mágica.
¿Te sientes preparado?, es una gran responsabilidad y debes saber que hablarás en nombre de todos los niños del pueblo.

Roque sintió un gran temblor por las piernas y por primera vez en toda la noche sintió un poco de miedo ante tanta responsabilidad.
Pero, a pesar de los nervios, de aquella extraña sensación, hizo suya aquella misión y  entró en el salón de la mano de su abuelo y  donde el Cartero Real se hallaba.

- Aquí le traigo, Señor Cartero a Roque, mi nieto, que como usted ya sabe está bastante contrariado con la noticia de que sus Majestades no pasarán este año por nuestro pueblo Villamanrique.

Dice, y creo que en eso tiene razón, que si tan malos han sido este año los niños de Villamanrique para que no pasen los Reyes por el pueblo.

Y que si no hay Reyes tampoco tiene sentido La Navidad en sí, puesto que estos vienen donde el Niño Dios ha nacido y aquí en Villamanrique, créame lo que le digo, también nacerá el próximo 25 de diciembre.

Roque se soltó de la mano del abuelo, dio un par de pasos frente al Cartero Real que en su sillón escuchaba las alegaciones del abuelo y, al principio con voz temblorosa pero luego con voz más segura, se dirigió al secretario:

- Mire Usted Señor Cartero… yo creo sinceramente que Sus Majestades están equivocados.

 No puede ser que dejen de pasar por Villamanrique siendo esta la tierra de María por excelencia, un pueblo que tiene a la Virgen siempre en un altar y María será la madre del Niño que en Nochebuena nacerá.

¿Cómo va a ser que tal error sea posible sin que nadie caiga en la cuenta y lo remedie?

Además, creo hablar por la mayoría de los niños del pueblo, que por nada del mundo merecen pasar por la situación de no poder disfrutar de su noche de Reyes el próximo cinco de enero.

No es justo señor cartero y Los Reyes deben saberlo.

Que sí, que puede que alguno que otro hayamos sido un poco más travieso de lo normal, no lo discuto, pero de eso a tomarse tan a pecho sus Majestades las cosas como para no querer pasar por nuestro pueblo, creo que ni es justo ni los niños de Villamanrique se lo merecen.

Porque los niños somos niños siempre señor Cartero, y en mi opinión pienso que todos tenemos derecho a que nuestra ilusión y nuestra inocencia no se vea salpicada por sabrá Dios que cosas.

¿No cree usted señor cartero, al igual que deben creerlo Los Reyes Magos, de que, acaso los niños de Alepo, de Siria, de cualquier país del mundo
 envueltos en guerras, hambres y necesidades,
 no merecen que su infancia se vea respetada y tenida en cuenta a la hora de que los mayores se embauquen en batallas innecesarias,
 en guerras sin lógica y sin pies ni cabeza, y que seamos los más inocentes los que suframos los estragos de la avaricia y codicia de los adultos?

¿A caso no creen sus majestades que, al igual que mi abuelo que aquí me acompaña y comparte mis preocupaciones, no hay abuelos en esos países donde la miseria y la guerra les obliga a abandonar sus casas, sus pueblos, sus ciudades, y que esos abuelos no sufren ante el futuro incierto y desesperanzador que a sus nietos les acosa y les atormenta?
Soy un niño,
y aquí reivindico el derecho a la ilusión de todos los niños del mundo,
 sea cual sea su país de origen, raza, religión.

Y tenemos derecho a que se nos respete como niños y a que nuestros sueños, ilusiones y esperanza no se vea amenazada ante la irracionalidad de los mayores…

Por eso, Señor Cartero, en representación de ellos y en nombre de los niños de Villamanrique en particular,  quisiera que sus majestades reconsideraran la situación y pasaran, ya no sólo por mi pueblo, sino por todos y cada uno de los pueblos del mundo en esa noche mágica y de ilusión como es la noche y el día de Reyes.

Atento a las palabras de Roque, con una mano en la barbilla, la cara seria y compungida, fue entonces cuando en aquella gran estancia resonó aún más seria todavía la voz del Cartero Real:

- Estoy de acuerdo con todo lo que me dices Roque.

Para ser un niño, creo que tus palabras son más sabias que muchas de las de que he podido escuchar en todos los lugares del mundo por los que cada año recorro.

Pero, ¿por qué tanto empeño en que Sus Majestades pasen este año por tu pueblo, por Villamanrique?
¿Alguna razón en especial?...;

me parece sorprendente que, diciendo como dices que todos los niños del pueblo quieren que sus Majestades Los Reyes Melchor, Gaspar y Baltazar sean benevolentes con los niños manriqueños, seas tú sólo quien se preocupe por que estos pasen por Villamanrique.

¿A caso no será cosa tuya y seas tú sólo quien quiera que Los Reyes vengan?

¿Por qué tú sólo y no más niños han tenido la osadía de venir aquí a hablar conmigo?

Roque no encontraba palabras para rebatir lo que el Cartero Real le estaba rebatiendo….

- Habla niño, ¿no es solo cosa tuya el empeño de que Villamanrique cuente este año con la presencia de sus majestades?

Con la cara casi pálida, Roque buscó la mirada del abuelo que, pasos atrás y  con atención, esperaba la respuesta que el niño daría al emisario de Los Reyes Magos.

- ¡¡No estoy solo señor Emisario… no estoy solo!!
 Soy la voz de cientos de niños de Villamanrique que piensan como yo, que no hemos sido tan malos como para no poder disfrutar de la visita de Los Reyes!!!

¡¡YO TAMBIÉN QUIERO QUE VENGAN LOS REYES MAGOS  A VILLAMANRIQUE!!
¡¡YO TAMBIÉN QUIERO QUE VENGAN LOS REYES MAGOS A VILLAMANRIQUE!!

De la nada, fueron apareciendo niños y niñas del pueblo, de todas las edades, que se plantaron ante el señor Cartero Real en ayuda de Roque pidiendo ellos también que Los Reyes Magos pasaran por Villamanrique.

Fueron tantas las voces de los niños allí presentes y tal la sorpresa del emisario real que no tuvo más remedio que, tras recapacitar la decisión que parecía ya tomada, anunciar, una vez que los gritos de los niños cesaron:

- En vista de lo visto y ante el empeño que veo habéis puesto tanto niños y por el poder que me otorgan sus majestades de decir aquí y ahora:

¡¡VILLAMANRIQUE, UN AÑO MÁS, TENDRÁ UNA NOCHE MÁGICA E IRREPETIBLE DE ILUSIÓN LA NOCHE DE REYES MAGOS!!!

Los niños no podían reprimir la alegría y celebraron allí mismo la gran noticia que el Cartero Real les acababa de comunicar.

Roque, más contento que unas Pascuas, nunca mejor dicho, no paraba de gritar:

- ¡¡BIEEEEN BIEEEN, LO CONSEGUIMOOOS, LOS NIÑOS DE VILLAMANRIQUE TENDREMOS UN AÑO MÁS LA VISITA DE LOS REYES MAGOS!! – mientras daba saltos y saltos de alegría…

- ¡¡Roque, despierta que estás dando botes en la cama. Estás soñando!! – dijo una voz que había acudido al cuarto alertada por los gritos que el niño estaba dando.
Abrió los ojos y, medio aturdido por el sueño que acaba de tener, reconoció en seguida el rostro de su madre:

- ¡¡Mamá, mamá, que vienen, que vienen, que Los Reyes pasan seguro este año por Villamanrique!!!




Muchas gracias, y colorín colorado, este cuento ahora sí que ya ha empezado.

No vemos en por las calles de Villamanrique repartiendo ilusión y alegría a los niños del pueblo y del mundo.


¡¡Y no olviden que los niños de hoy serán los hombres del mañana, así que sueñen, mantengan viva la ilusión y nunca dejen de ser niños!!!

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